Busca la vertical, regresa al punto,
huye de la amplitud, las latitudes
engrosan –de grosero– este asunto
del pervivir y sus vicisitudes.
El todo se reduce en su conjunto
al uno desplegado en multitudes;
busca la vertical, se encuentra junto
a tu centro, a tu norte, a tus virtudes.
Deslízate en el eje y ve hacia arriba,
tú sube hacia la nada y nada esperes,
el silencio es sustancia nutritiva.
Y después baja al mundo y sus placeres,
al lodo trae la llama de amor viva
y vive para ser lo que no eres.