Con qué facilidad llegué a tu orilla
desarmada de espinas, con qué acierto
supiste la mirada que convierto
en letra en el papel. Es tan sencilla
la vida cuando es vida. Es tan serena
la luna en la mañana, tan segura,
que el tiempo se disuelve y se inaugura
la verdad bajo el sol, sobre la arena.
Los hilos del amor tejen un plano
para que te sitúes y sostengas,
para que me descubras y contengas,
como un mar en la palma de tu mano.
La voz sobre la voz no diferencio:
te acercas más, sonrío, habla el silencio.