A años luz la estrella nos sonríe
y tú, a años luz, no desconoces
la paz que habías firmado. Quien nos guíe
sabrá que nos sabíamos las voces.
Y la luz, que es el tiempo en la distancia,
llegando a su destino, que es el lienzo
donde desencontramos una infancia,
nos brindará la clave de un comienzo.
Habrá que poner parte en esta parte
de intención de intuición y ser muy nuestros;
dejarse conducir es más que un arte:
la entrega es la virtud de los maestros.
(Ya hemos burlado el tiempo, iba despacio.
No nos podrá el espacio).