María Fernández Lago

15 de abr de 20231 min.

Y VAN DOS

Yo le escribí un poema a un gilipollas.

Perdón por la disculpa, aunque lo cierto

es que debía disculparse, aún muerto,

el gilipollas. Sí. Por gilipollas.


 
Yo le escribí un poema y aún ampollas

me salen en los dedos. No os alerto,

es tan solo una alergia, un desconcierto

que me trae la memoria. (¡Gilipollas!)


 
¿Y cómo voy a borrar tal desatino?

Tal vez más gilipollas soy yo al cabo

por malgastar un triste alejandrino


 
en un idiota, un necio, un tontolnabo,

un majadero insípido, un cretino

hijo de gilipollas. Y ya acabo.

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