María Fernández Lago

20 de dic de 20201 min.

15 (años después)

Me gustas en tu ausencia porque ya no te oigo

y te adueñas de WhatsApp y me hago la sorda.

Mereces el silencio y una buena afonía

y una buena factura de Amena o Telefónica.

Comes todas las cosas que conservo y te llenas

sin reponer las cosas en conserva (es mi karma)

y después te da sueño y la calma yo pierdo

y pierdo la paciencia viendo Pasapalabra.

Me gusta cuando sales y te olvidas las llaves

y estás como buscándolas –de tu suerte te quejas.

Estás algo teniente y apenas a oírme alcanzas

decirte desde lejos: “¡Están donde las dejas!”.

Déjame ya tranquila, vete a dar una vuelta,

hazte con un desierto y una escoba o cepillo,

vete a lavar el coche, lleva de paso el mío

y le llenas el tanque de gasoil: es sencillo.

Me gustas en tu ausencia porque así no te oigo.

Reconquisto el sofá y me hago la muerta

cuando escucho que vuelves y me quitas el mando

de la tele y sonríes por las cosas pequeñas.

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